Bueno, antes de empezar, quería daros los buenos días y deciros que sí, que lleváis razón, que otra vez voy a escribir sobre lo mismo, pero esta vez nos centraremos en la autoestima en niños, y sí, vuelvo a repetir que lleváis razón y que prometo que la próxima vez no escribiré sobre la autoestima, pero es que este artículo es muy necesario, vamos como lo veo yo… y os explico el por qué 🙂
Para poder convertirnos en adultos equilibrados emocionalmente y así enfrentarnos a todos los retos que se nos presentan a lo largo de la vida, con confianza, responsabilidad y con el miedo justo, debemos de tener una adecuada autoestima que nos haya permitido en toda nuestra evolución y crecimiento valorarnos como debemos, como merecemos, ni más…ni menos. Y todo esto se consigue de una mejor manera y más fácilmente si desde pequeñitos, tenemos ayuda, es decir si tenemos a gente adulta a nuestro lado que nos valore adecuadamente, nos escuche, nos refuerce y nos explique cuando algo lo hacemos bien o no tan bien…vamos a alguien que además de que se preocupe porque estemos muy bien educados para llegar a ser X en la vida, se preocupe porque estemos igualmente educados porque desarrollemos un buen equilibrio emocional, que para quien no lo sepa…es uno de los grandes pilares que luego nos servirán para afrontar y conseguir lo que nos propondremos cuando lleguemos a adulto…si es que al final está todo relacionado…hazme caso, jejejje!!
Por ello, alimentar la autoestima de tu hij@, sobrin@ o cualquier pequeñ@ que tengas cerca puede parecer una gran responsabilidad, ya que como hemos dicho, juega un papel fundamental en el desarrollo de éstos, porque interfiere directamente en la confianza que generan en ellos mismos. Además, siendo sinceros, los adultos sabemos que la autoestima puede ser un sentimiento fugaz, que a veces nos podemos sentir bien con nosotros mismos y capaces de todo (de comernos el mundo) y otras veces no, por esta misma razón, lo que debemos intentar es enseñar a nuestros pequeños habilidades y herramientas que les duren toda la vida, que aprendan a gestionarlas en pro de su beneficio cuando las necesiten y que les ayude a adaptarse a las nuevas situaciones que tengan que enfrentar cuando les llegue el momento.
Hay que saber también que los patrones de autoestima empiezan desde muy pronto. Por ejemplo, (me encantan los ejemplos 🙂 ) un pequeñ@ que aprende a hacer algo nuevo experimenta un sentimiento de logro que refuerza su autoestima. Aprender a dar los primeros pasos después de un montón de intentos fallidos enseña a un bebé una actitud de «puedo hacerlo».
El concepto de éxito como la consecuencia de la perseverancia empieza pronto. Cuando l@s niñ@s intentan algo, y no les sale una vez, prueban de nuevo, fracasan otra vez y después finalmente lo consiguen, se forman ideas sobre sus propias capacidades. Al mismo tiempo, están creando un concepto de ellos mismos basado en las interacciones con otras personas. Por eso, la implicación del adulto es esencial para ayudarles a formarse percepciones de ellos mismos sanas, equilibradas y verdaderas. Así mismo también está relacionado con el sentimiento de sentirse querido, un niñ@ que es feliz cuando logra algo pero no se siente querido puede llegar a experimentar baja autoestima y también al contrario. Para desarrollar una autoestima sana, se necesita alcanzar un equilibrio correcto…el arte del equilibrio, como se explica en la película de Kung Fu Panda (Gran película que adoro, muy recomendable!!!).
La autoestima fluctúa a medida que los pequeños crecen. Con frecuencia cambia y se reajusta, afectada por las experiencias y las nuevas percepciones de éste. Por eso es útil ser consciente de los signos de autoestima sana o no sana. Es posible que l@s niñ@s con baja autoestima no quieran probar cosas nuevas, y a menudo pueden hablar de ellos mismos de manera negativa. «Soy tonto», «Nunca aprenderé cómo se hace esto» o «¿Qué más da? No le importo a nadie». Pueden mostrar baja tolerancia a la frustración, rendirse fácilmente o esperar que otro haga las cosas por ellos (Aquí hay que tener cuidado!!). Tienden a ser excesivamente críticos y a decepcionarse fácilmente con ellos mismos. Los pequeños con baja autoestima ven los reveses como situaciones inmensas, intolerables y permanentes y en ellos predomina un sentimiento de pesimismo. En cambio, los que mantienen una autoestima sana suelen disfrutar interactuando con otros. Se sienten cómodos rodeados de gente y disfrutan de las actividades de grupo así como de sus intereses independientes. Cuando surge un desafío, trabajan (utilizando sus habilidades y herramientas) para encontrar soluciones y expresan su malestar sin infravalorarse a ellos o a otros. Por ejemplo, en vez de decir, «Soy tonto», un pequeño con la autoestima sana dice «No entiendo esto». Conocen sus puntos fuertes y débiles y los aceptan. En ellos prevalece un sentimiento optimista.
Desde el lado de los adultos, es decir desde la parte que nos toca para hacer con ellos en Pro de su beneficio, podríamos empezar teniendo en cuenta que siempre que sea posible (por no decir siempre) deberíamos hacer estas sencillas indicaciones (que aunque parezcan sencillas y creamos que las hacemos, si las analizamos profundamente seguro que no lo cumplimos todo a la perfección) y como estas leyendo este artículo, pues te señalo para mejorarlo, mejorarte y ayudarle.
- Para fortalecer la autoestima debemos darle amor incondicional, dile que le quieres, pero no pases por alto su comportamiento negativo, es decir que entienda que lo ames pero que no por ello puede hacer lo que le de la gana y sobretodo, cuida tu lenguaje con él, puedes darle el mismo mensaje de una mejor forma. Ejemplo: ¿Por que eres tan malo?!! es mejor decir, Esto que has hecho no esta bien, ya que así puedes hacerle daño a tu amigo, es mejor que lo le tires.
- Préstale atención, pero no en plan estoy viendo la tele y te digo que si que muy bonito, sino atención completa, es decir un tiempo exclusivo para los dos, donde puedas escuchar todo lo que tiene que decirte y dónde él se sienta realmente importante y valioso.
- Los límites son completamente necesarios, hay que tenerlos y se deben cumplir, esta parte es fundamental, realmente le ayudarán en el día de mañana.
- Sea un buen modelo a seguir, piensa que los pequeños te observan en todo lo que haces y que probablemente intente imitarte en tu manera de actuar y de pensar…somos sus puntos de referencia, así que tengamos esto en cuenta.
- Enséñale que sea valiente y se atreva a hacer cosas nuevas, anímale a que pruebe cosas nuevas, ya sean nuevas comidas, juegos, actividades, enséñale que hasta que no lo pruebe no puede decidir si le gusta o lo le gusta (Obviamente todo con moderación, no lo vamos a poner en peligro tampoco, no se trata de eso), déjale que comenta errores por sí mismo, esto aunque nos de miedo (sobreprotección) es parte fundamental en todo aprendizaje, piensa en ti mismo, recuerda cuando eras algo más pequeño, seguro que te das cuenta de que no aprendías algo hasta que no lo hacías tu. También cuando tú mismo cometas un error, admítelo. Al reconocer tú tus propios errores, le estás enseñando a tu pequeñ@ una poderosa lección, ya que eso le ayudará a aceptar sus propios errores con más facilidad.
- Celebra lo positivo, siéntete orgulloso de él o ella cuando haga algo que sea importante para él o ella, pero dile lo orgulloso que estás…eso le hará sentir valioso y fuerte, capaz de enfrentarse a nuevos retos. Tu pequeño tendrá la sensación de haber logrado algo y su autoestima se fortalecerá. Además sabrá exactamente qué fue lo que hizo bien.
- No compares, muy importante, por favor no compares, cada uno es único y no tenemos que hacerles sentir mal, envidiosos o competitivos al compararlos con los demás. Si él mismo ya se menos precia, valóralo por lo que es, por sus cualidades, sin comparaciones.
A modo de resumen:
Una autoestima equilibrada es la capa que protegerá a su pequeñ@ frente a los desafíos de la vida. L@s niñ@s que se sienten bien con ellos mismos son capaces de manejar mejor los conflictos y de resistir a las presiones negativas. Tienden a sonreír con mayor facilidad y a disfrutar de la vida. Estos niños son realistas y, por lo general, optimistas.
Por el contrario, para l@s niñ@s con baja autoestima, los desafíos pueden ser fuentes de ansiedad y frustración. Los pequeños que tienen una baja opinión de ellos mismos tienen dificultades para encontrar soluciones a los problemas. Si tienen pensamientos auto-destructivos como «no soy suficientemente bueno» o «no puedo hacer nada bien», pueden volverse pasivos, retraídos y deprimidos. Cuando tienen que hacer frente a un nuevo reto, su respuesta inmediata es «no puedo».
Para el segundo tipo de casos, mi consejo – recomendación es que busques ayuda de un profesional, un psicólog@ le podrá evaluar el problema que puede estar impidiendo que su pequeñ@ se sienta bien consigo mismo y le podrá ofrecer pautas y orientarle para mejorar dicha situación.
La terapia puede ayudar a l@s niñ@s a aprender a verse a ellos mismos y al mundo de manera más positiva. Cuando éstos se ven a ellos mismos de una manera más realista, pueden aceptar quiénes son realmente. Con un poco de ayuda, l@s pequeñ@ pueden desarrollar una autoestima equilibrada para tener una vida más feliz y plena.